Hoy, primero de enero, San Iboprufeno y Santa Aspirina, he salido a pasear por la ciudad vacía y dormida. Es un día raro, hace un viento desapacible y las nubes corren por el cielo como ardillas grises y gigantes; las calles estaban completamente desiertas y los comercios con las persianas abajo dibujaban un espectáculo fantasmagórico.
No, no es una ciudad de zoombies: es el día Internacional de la Resaca y en ese mismo instante hay una colectiva impresionante. He visto entre ocho o doce vómitos por donde he pasado. Si por cada acostada que me he topado nos dieran una buena noticia, este año 2010 será fabuloso para todos.