
The Village people, el grupo, surgido en discotecas gays en EEUU, fue creado a finales de la década de los 70.
Era el verano de 1970, Quim G. sentado en uno de los pilares de la puerta de hierro forjado del viejo Cementerio Municipal de mi pueblo (santa Coloma de queralt) donde íbamos a fumar, me dijo que en América hay había partidos políticos para todo. «Incluso en hay uno que defiende los derechos del maricones» (sic).
Yo hice ojos de incrédulo, pero al final insistió tanto, que me lo creí. Nosotros vivíamos en la España sometida a la dictadura franquista y todo que anhelábamos la democracia, no la habíamos disfrutado nunca. Oír hablar de los derechos de los homosexuales era como si un pez sintiera hablar de álgebra. El país era una especie de cuartel-seminario-prisión aburrido y gris, un espacio fronterizo entre el miedo y la tristeza de la gente mayor.
Éramos unos niños de catorce o quince años, teníamos los árboles rebosantes de cerezas, las bicicletas y los sueños intactos. Las tardes, en el cementerio, elucubràvem sobre la vida y la muerte, sobre Eros y Tanatos y también sobre el significado la libertad en plena época de la represión del tardo franquismo. No habíamos visto una revista erótica, de aquellas que llegaban de Francia de contrabando y que unos años más tarde el Robert F. compraría en un viaje de estudios que hicimos en París (pero sí unas fotos en blanco y negro muy picantes , de actrices cinematográficas que el padre del Quim, escritor diletante y aficionado al séptimo arte, guardaba celosamente escondidas en un rincón de un armario. Éramos unos pardillos y la vida nos reservaba muchas sorpresas que nunca habíamos sospechado. Ser maricón, y empleo deliberadamente la terminología de la época, era la peor maldición que te podía caer, el peor insulto. nuestra formación católica y extremadamente puritana y machista, no admitía la posibilidad de relaciones sexuales libres entre personas del mismo sexo. Cualquier chico un poco afeminado o diferente esforzaba por demostrar una masculinidad fuera de toda sospecha.

FVC