Fauno mutilado,
manantial seco,
jardín desolado
de mi juventud …
Bendita la hora
que me ha llevado aquí.
La fuente que no derrama, la fuente que no llora
me hace llorar a mí.
Parece que fue ayer
que dentro del misterio de la sombra florida,
tumbados en el musgo,
pasábamos las horas mejores de la vida.
Del agua sentíamos la música dulce;
dentro la piscina veíamos los peces,
Collier capullos, cazábamos bichos,
y nos hacíamos esquejes
montando a la rama de las acerolas.
Nadie sabe cómo era
que entre el Esponera
del huerto señorial,
haciéndolo más sombrío,
crecía la rama de antigua olivo.
Árbol centenario,
amoroso Puente La cepa torcida,
porque sin ayuda
pudiéramos subir.
En fuerza de la rama dueña y señora
colgábamos la cuerda del columpio,
y, venta quién venta,
folgàvem y reíamos hasta que la tarde
la luz desvanecía de la hora al rojo,
de la hora encantada.
sueño parecería
el tiempo que ha volado
de la vida mía,
sin las heridas que el corazón ha dejado;
sin las heridas que se vuelven a abrir
cuando veo que no derrama
ni canta ni llora la fuente del jardín.
Treinta años de mi vida volaron deprisa,
y todavía no falta,
colgado en la rama,
un trozo de la cuerda del columpio,
como triste prenda,
desnuda podrida de un mundo derruido …
Fauno mutilado,
manantial seco,
jardín desolado
de mi juventud.
Joan Alcover