poema-semana-ciudad-dormida

En la calle, los ojos de los transeúntes
detienen, como pájaros indecisos.
Oscurece. los días
se rompen como hojas dispersas
y esperan que el agua se disuelva
como un pozo ingrávido.
Se me ha desvanecido un rostro.
El buscaba secretamente
en ese instante de después de la soledad,
cuando el aire se desnudaba dudoso
como un paso fuera en el plenilunio.
En las aceras la luz se deshace.
Abraza en los surcos, mientras se levanta
una niebla minúscula.
Y callan los ojos, mientras el aire esconde
los días suspendidos. Calla el agua
oculta entre las chimeneas
y muere en los tejados. Y callan
los pájaros, las hojas,
los pozos, los pasos,
las aceras, la soledad,
y aquel rostro que buscaba

 

Conxita Jimenez del poemario «La ciudad dormida» del libro «La ciudad y el olvido»

Zenit 2010 La gente del rayo – Lectio Ediciones