Cent dòlars i una cabra de Francesc Valls-Calzada suma un nuevo título de otro «Asesino del Campo» (y ya son 11). Mi relación con el autor se resume en una vez que nos cruzamos por la calle (¿). Eso es todo. Un día el hombre salió en el Diari de Tarragona y horas después me crucé por la calle La Nau camino de casa. De aquel encuentro fortuito no salió ningún amistad, ni nada de nada, porque tampoco es cuestión de ir saludando una persona para que lo has visto en el diario ese día (releyendo esto no sé si reír o llorar). Dos cosas me han atrapado de este libro: Israel como tema central y la estructura coral de la novela. Por un lado, soy un apasionado del judaísmo, del sionismo y de la cultura hebrea. No lo puedo evitar y lo bueno del Amos Oz (respect) me sedujo hasta la médula. En segundo lugar, me gustan mucho las historias paralelas que van girando alrededor de un centro neurálgico. Este libro me ha recordado mucho la película Babel del gran director mexicano Alejandro González Iñárritu, donde vas viviendo diferentes episodios que confluyen y se mezclan entre ellos. El lector acompaña los diferentes protagonistas en sus respectivas vicisitudes, experiencias emocionales y vivencias personales. Obviamente cada lector puede encontrar la historia que más le atraiga de esta telaraña. Personalmente me han gustado mucho las reflexiones de los diferentes actores del conflicto palestino, muy bien definidas y contempladas sin censura (padres, madres, soldados, periodistas, médicos, niños, políticos, cooperantes, gente humilde, gente influyente, árabes, judíos, islamistas, moderados, ortodoxos, … toda la amalgama posible de personajes). El autor hace un ejercicio de periodismo excelente e intenta ofrecer una versión neutral, a pesar de la dificultad de la situación. Me he sentido muy cómodo leyendo este libro, aunque la historia de amor entre un par de los protagonistas (parecía uno de los ejes de la novela), me ha dejado bastante indiferente. Destaco también el guiño con la ciudad de Tarragona y la denuncia especuladora de la promotora de ca la garza. En general he encontrado que Cent dòlars i una cabra de Francesc Valls-Calzada es una lectura muy recomendable, mucho mejor de lo que me esperaba. Prueba de ello es que he necesitado menos de 24 horas para terminarla, un hito que no siempre sucede.
«El dolor es una playa sin límites» Francesc Valls-Calçada es un periodista y escritor catalán,cuyas fuertes poesías dedicadas al dolor no dejan indiferente al lector. A propósito de sus viajes a Israel, él narra: «En mi adolescencia, me percaté que tenía el alma judía y empecé a interesarme por el pasado judío de nuestra historia. Descubrí algo trascendente para mí: que en la expulsión de 1492 no todos habían partido; algunos judíos se quedaron forzados a convertirse al catolicismo. Gracias a mis amigos de Israel, descendientes de Tarragona del siglo XV, pude realizar muchas entrevistas y documentarme para escribir».Le apasionan los viajes, la lectura, la naturaleza y la cocina.
¿Cómo definirías tu poesía con tan solo un adjetivo y un sustantivo?—Vida azul. La vida desde todas sus edades. Experiencia vital para amar y vivir. Del color azul, dijo Van Gogh, que no había azul, sin naranja ni amarillo. Pues eso.
Tus poemas son bastante peculiares. Si la inspiración tuviese forma física, ¿cómo sería a tus ojos?—Son ángeles que vuelan, seres etéreos que sobrevuelan el silencio. Si trato de cazarlos, con suerte apenas alcanzo sus alas. Entonces, algunas de sus plumas se quedan entre mis dedos y se convierten en palabras. Luego vendrá el trabajo, el artificio para entresacar los versos del vacío, sin corromper su esencia para destilar unas gotas de poesía.
¿Qué es el dolor? —Una playa sin límites y una experiencia que me ha convertido en una persona diferente. El dolor es una lección de humildad y un tremendo obstáculo cotidiano, que trato de sublimar en mis versos. El dolor físico y el psíquico, son dos caras de una misma moneda y se retroalimentan mutuamente. El dolor y la depresión comparten una misma ruta de ida y vuelta en todo el mundo, no es la ruta de la seda: es la ruta de los cristales rotos. Pero de todo lo malo que nos viene, hay que aprovechar lo positivo.
¿Necesita el mundo de hoy cura?—Se necesita terapia colectiva para alcanzar más humanidad. Más cultura, más música, más arte, más amor, más humor, más empatía, más diversidad y tolerancia con el otro; en definitiva más libertad. Pero las nuevas tecnologías de la información y su colisión con el poder establecido están cambiando de paradigma. La sólida realidad sociopolítica de las últimas décadas, ahora ya es líquida. Y, nos hundimos en ella a medida que la sombra del fascismo ensombrece el futuro de Europa. Ojalá me equivoque.
¿Qué te gustaría que se supiera más acerca del judaísmo?—El judaísmo es muy complejo porque se puede vivir desde diversas dimensiones: religión, filosofía, cultura, identidad, etc. Desgraciadamente los medios de comunicación, en España, suelen mostrar los tópicos del judaísmo ultraortodoxo más visceral. A veces, incluso rayando en la caricatura, obviando la cara más progresista cuando no mintiendo abiertamente. La ignorancia es la madre del odio. Ni todos los israelíes son judíos, ni todos los judíos son israelíes. Israel no es un estado perfecto y resulta difícil de defender. Pero tampoco lo son España o Francia. Por no hablar de Corea, Irán, Turquía, China, etc. No obstante, a la única democracia homologable de Medio Oriente, siempre se le exige más y se la juzga con distinto rasero.
¿Carece la humanidad de templos?—Los templos de nuestros ancestros fueron las montañas, los ríos, mares, volcanes, animales, el firmamento, la tierra, el agua, el fuego… En cuanto a los tempos físicos construidos por la humanidad, son la búsqueda y la confirmación de la espiritualidad que emana del universo. El templo más auténtico es nuestro propio cuerpo, cuya arquitectura orgánica no depende de nosotros.
Descifra la palabra ‘fe’, si esta estuviese compuesta por colores y números.—El gris marengo porque me inspira dureza y misterio; y el 7, un número bíblico y cabalístico que coincide con los días de los ciclos de la luna. No concibo la fe como la voluntad de creer cualquier cosa a priori, sino como una revelación más bien intuitiva que requiere un trabajo espiritual… Así que tenemos un gran 7 de color negro y una puerta muy difícil de franquear.
Una poesía de Francesc Valls-Calçada, de su poemarioen catalán Los laberintos del Dolor, dedicado a los que sufren de Síndrome de fatiga crónica
La más guapa del cementerio
Ya no tengo padre ya no tengo madre ni nadie que me quiera solo me queda un vestido de novia como mortaja con el que me enterrarán después de mi suicidio.
Al cabo de los años cuando hablen las comadres del pueblo aún dirán: Tenía buena cara la novia más bonita del cementerio, vestida de nube blanca.
Ya no tengo padre ya no tengo madre ni nadie que me quiera solo me queda alguien que me recuerde y una canción alegre que no olvide como bailaba desnuda sobre las aristas de mi precipicio.
Alegraos por mí. Ya no sufro tormentos Pues entre flores marchitas no existen lamentos ni miedos obscenos a las antiguas heridas.
Solo soy el silencio del mármol níveo entre las viejas ortigas, los días quietos a la sombra de los cipreses.
Con permiso de los gusanos la más buena del cementerio. Ya no tengo padre ya no tengo madre ni nadie que me quiera.
Nadie sabe en qué momento exacto comienza un período tan singular como el Renacimiento. Para unos, comienza con la aparición de la imprenta (1449), por otros con la caída de Constantinopla (1453) o con el descubrimiento de América (1492), o aún en la Florencia de Girolamo Savonarola (1497) y etc . La historia no tiene un cuchillo que corte con tanta precisión como el concejal de fiestas tortosino.
Tortosa una de las principales juderías existentes de la confederación catalanoaragonesa, la ciudad de las tres culturas, renuncia al pasado específicamente judío. A partir de este año en lugar de un personaje central judío, habrá la figura del inquisidor.
Esto, obviando el enorme trabajo de rescate de la memoria hecha por La judía de Tortosa, como actriz, cantante y agente cultural del territorio. ¿Desde cuando, para recuperar la memoria ha de enaltecer los verdugos y olvidar a las víctimas? El Inquisidor, sólo tiene sentido si interpela a la Judía de Tortosa o de otros personajes del call.
El personaje de La Judía fue creado con el objetivo de dar a conocer las costumbres y la vida de los judíos en Tortosa. Nació en febrero de 2014. Poco a poco amplió sus representaciones en otras poblaciones catalanas. Desde el primer momento, Pili Cugat, que encarna a la Judía, ha trabajado de manera activa respetando el rigor histórico a la Fiesta del Renacimiento de la ciudad del Ebro.
2015 estreno la representación El Secreto de la Torreta, 2016 estreno «Escondidos», donde Blanca, la Judía de Tortosa vuelve a casa años después del Decreto de expulsión, para reencontrarse con su hermana Judit, que se convertirse al cristianismo. El año 2017, repite con «Escondidos» por última vez. Nunca ha contado con el apoyo económico ni con la misma promoción que otros espectáculos del Renacimiento.
Este año 2018 Fiesta del Renacimiento, ha dejado morir «Escondidos» y apostó por el espectáculo «La visita del inquisidor» en el Call de Tortosa, con hoguera incluida. El único espectáculo dedicado al mundo judío tortosino.
Una novela que guarda ciertos paralelismos con la sociedad contemporánea y que nos puede ayudar a comprender el sufrimiento y ansia humanas
Francesc Valls-Calzada (Santa Coloma de Queralt, 1956) es novelista, periodista y poeta, y no necesariamente en ese orden. Desde hace unos años, vuelve a ser activo en la narrativa. Este retorno -aunque nunca había marxat- ya ha dado varios frutos sólo en los últimos meses. Un ejemplo de ello es «El domador de pulgas» (Tarragona, Arola Editors, 2011), de la que ya hablamos en este mismo espacio, y ahora, en este ecuador de 2013, nos ofrece la novela «La piel de Dios ».
La narrativa de Valls-Calzada se caracteriza por tratar, directa o tangencial, la historia del pueblo hebreo a lo largo de los siglos. Es una constante, aunque siempre lo hace en laderas y perspectivas diferentes. En esta ocasión, la ficción narrativa que se desarrolla en «La piel de Dios» tampoco se escapa, aunque el eje central de la novela pasa por otros caminos que también harán reflexionar al lector. Pero aun así, en la isla también habrá judíos que seguirán la Torá y por este mismo motivo se verán discriminados y perseguidos socialmente.
«La piel de Dios» narra los periplos de Richard, un trabajador de funeraria estadounidense que es acusado de matar a su mujer y condenado a muerte. El caso es que la pena en sí es un poco más compleja que un ajusticiamiento convencional. El reo, como otros, es trasladado secretamente a una isla. Allí, desde hace años, se destierran varios criminales que conviven en una sociedad completamente jerarquizada, salvaje y sin un ápice de piedad. Es, teóricamente, un lugar lleno de los mejores criminales de los últimos años.
La sociedad que han construido en la Isla del Olvido es completamente controlada por unas castas religiosas con unas funciones muy determinadas. La sociedad matriarcal, controlada desde el pico más alto, tiene por líder la Dama de la Fuerza. Asimismo, y como poder eclesiástico, nos encontramos ante los sacerdotes del Templo de la Sangre. Según una antigua profecía, habrá un día en el que un esclavo semental recuperará una reliquia que alterará el orden establecido desde hace mucho tiempo, y de una forma férrea, en la isla. Por esta misma razón, Richard deberá escaparse de todos los resortes del poder para alcanzar su meta y, en última instancia, subvertir la realidad social de la isla.
Una novela que, ciertamente, guarda ciertos paralelismos con la sociedad contemporánea y que nos puede ayudar a comprender el sufrimiento y ansia humanas, que a veces nos sorprende y alivia la vez, porque conllevan la aparición de la solidaridad, la ayuda y la comprensión de los demás. Todo esto no son sino armas fundamentales para evadir la presión del Estado y de los poderes fácticos. Tanto el libro como la vida nos lo podemos creer.
El programa Sopa de letras es una producción de Radio Ciudad de Tarragona y Expresa gestión y comunicación audiovisual y da a conocer algunos de los nombres y obras más relevantes de la prosa y la poesía tarraconenses.
En este programa hablamos con Francisco Valls Calzada escritor y periodista, Además, nuestra sección habitual «Los mini bocadillos literarios» con Adam Manyé.
La iniciativa se enmarca dentro de la Primavera Literaria de Tarragona, y el proyecto denominado El Jardín de las Delicias organizado por Expresa comunicación y gestión audiovisual. en el que colabora Radio ciudad de Tarragona.
Presenta: Vanessa Martín.
Músicas: conrad Setó y Xavi Plana.
Participan: Francisco Valls Calzada; Gerard Vergés: Lurdes pesar; Alfred Arola, Manolo Rivera entre otros.
La noche era suave y cálida, el extraño otoño mallorquín. En el Espai Illes, en pleno “call” palmesano, nos reunimos un grupo selecto. No éramos multitud -ni lo pretendíamos- pero el pequeño salón-librería se llenó por completo. Fue una “noche Tarbut”, la tan esperada presentación en Palma de la última novela de Francesc Valls, “El domador de puces”. Me tocó el honor de ejercer de presentador y, según los comentarios que pude pillar al final del acto, no lo hice del todo mal. Hay quien dice que Miquel Segura y Francesc Valls son almas gemelas: ya me gustaría -expliqué- ser capaz de escribir una novela tan apasionante y sugerente como “El domador de puces”.
Quería transmitir al público -y quizá lo logré- toda la magia de un relato capaz de trasladar al lector a escenarios tan sugerentes como Egipto, la Argentina opulenta y tumultuosa de la primera mitad del siglo XX, la Rusia zarista, el París bohemio y canalla y, cómo no, la Cataluña medieval. Intenté explicar el gran acierto de Francesc al ser capaz de mezclar épocas y personajes en una historia frenética que gira en torno al supuesto anillo del rey Salomón, una joya codiciada por los poderosos del mundo porque, según la leyenda, otorga los secretos de la sabiduría del monarca judío. Era lógico que me entusiasmase hablando de un libro que me gustó mucho porque contiene -y así lo expuse- las dos grandes pasiones de mi vida: la identidad judía y la literatura en catalán.
El auditorio, además, parecía hecho a la medida del acto. Junto al conseller de Cultura i Educació del Govern de les Illes Balears -cuya presencia, inesperada, fue una grata sorpresa para todos- estaba el director del IEB, Tòfol Vidal. Y entre el público, una nutrida representación de miembros de la Comunidad Judía. Eran el mejor público y el mejor ambiente para una noche de complicidades. Francesc Valls, como no, se sintió muy a gusto, y así lo expresó en su casi emocionada intervención. Tras los parlamentos oficiales, quedó flotando en la atmósfera de la sala la cuestión que yo había formulado para cerrar mi intervención: si “El domador de puces” es, como creo, una novela mejor que “El código Da Vinci”, ¿por qué no se ha traducido a veinte idiomas y distribuido por todo el mundo?
Era una buena pregunta, sobretodo si pensamos que fue planteada ante los responsables en Baleares de la promoción y apoyo de nuestros libros, los escritos en catalán. Era obvio que nadie podía improvisar una respuesta concreta, pero el tema quedó “colgado” en el ambiente. Algo así como un compromiso o una apuesta de trabajo.
A la salida, la plaza de Santa Eulàlia estaba quieta y tranquila. Las viejas piedras de la Palma levítica y señorial parecían dormir en la cálida quietud de la noche.
GUIÓN DE LA PRESENTACIÓN – El domador de pulgas
Conocí Francesc Valls un día de mucha lluvia en Tarragona. Éramos almas gemelas! (Excepción hecha de lo físico: el suyo es de galán del cine) Teníamos en común: la identidad judía, la pasión por las raíces, la escritura y el medio de vida. Ambos nos ganábamos las algarrobas escribiendo, ya fuera por cuenta propia o por ajena.
Él dice que es un técnico de comunicación transversal: yo no he llegado a tanto. Pero … hay más diferencias.
Por ejemplo: la manera de entender la literatura. Mis novelas son viajes interiores, inmersiones en busca de las raíces, la memoria, la infancia perdida. Una especie de literatura que hoy no está de moda.
Iré al grano: «El domador de puces” (El hombre que domaba las pulgas) -y lo tengo escrito- es una especie de «Código Da Vinci «, pero mucho mejor. Una historia fascinante, una prosa en catalán brillante, rica, llena de sugerencias y evocaciones, una acción trepidante, la magia de saltar de una época a otra como un bailarín prodigioso y un final que no resulta nada decepcionante, sino todo lo contrario
Una buena novela, tengo entendido, debe trasladar al lector a unos mundos inalcanzables, el autor debe ser capaz de hacer volar al lector a través del tiempo y del espacio. Francesc, aquí donde lo veis, es capaz de eso y mucho más. El domador de puces -sólo el título ya es, en sí mismo, un puro sugerencia-nos traslada a escenarios tan distintos como la Cataluña medieval, Argentina rica y esplendorosa de la primera mitad del siglo XX, Norteamérica, Centro-Europa, la Rusia tzarista, Egipto y, sobre todo, París, siempre París: todo un frenesí de historias que convergen en la del protagonista: un catalán aventurero, un poco hacia fresco, enamorado de la vida y de las mujeres guapas. Y en medio, un enigma histórico: el famoso anillo del rey Salomón, un talismán codiciado por los poderosos de todo el mundo.
Esta historia en manos de Dan Brown … y la destroza. Es una historia que requiere talento literario. Y eso es lo que tiene en Francesc Valls-Calzada. Escribir – creo que dijo Josep Pla- es describir, y él lo hace preciosamente, con un léxico rico y vigoroso, a veces romántico, que magnetiza al lector.
Y si todo esto es así, y no lo dude: por qué Dan Brown ha hecho millonario y Xesc no (Aunque ha tenido mucho éxito?
Aquí tenemos que entrar en un debate distinto: la novela en catalán. Promoción, distribución, oficio, globalización. Si mi amigo Alex Sussanna, que ahora vuelve estar al IRL, hubiera cogido esta novela con «cariño» y la hubiera llevado a la Feria de Frankfurt … como lo hizo con «la piel fría», otra gran novela en catalán.
Escribir en catalán. En nuestra lengua y de lo que nos apasiona. Y aquí entramos en la última parte, la más importante: «El domador de puces» es una historia judía. La shalommania, el amor por nuestra historia, la defensa de nuestras ideas, esta necesidad de pasarlo todo por el filtro de las raíces. Todo esto quizás no liga con la comercialidad ni te lleva a ganar el RLL y mucho menos el «Planeta», pero te da una gran, enorme, infinita satisfacción.
De la que -estoy seguro-sintió anoche Francesc Valls entre vosotros. La que siento yo … Lea el libro. Es nuestro y es de uno de los nuestros. ¿Qué más os podría decir?
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